lunedì 24 marzo 2008

a la orilla de la chimenea



Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual que los labios
que beso en mis sueños,

puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo,
tu fiebre, tu dueño

y si quieres también,
puedo ser tu estación y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino…

o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra,
a la orilla de la chimenea,
a esperar que suba la marea.


Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor, que me falta valor
para atarte a mi cama,

puedo ponerme digno y decir
"toma mi dirección, cuando te hartes de amores
baratos de un rato, me llamas"


y si quieres también,
puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu ven,
tu manta y tu frío,
tu resaca, tu lunes, tu hastío...

o tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada una duda,
en mitad de la calle y desnuda,


y si quieres también,
puedo ser tu abogado y tu juez,
tu miedo y tu fe ,
tu noche y tu día,
tu rencor, tu porqué, y tu agionía...

o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra,
a la orilla de la chimenea,
a esperar que suba la marea.

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